28 jun 2009

Stress o Silencio interior?


Vivimos en un mundo cada vez más lleno de información, impactos sensoriales y constante circulación de información. Por otro lado hace ya mucho tiempo que no se le da valor alguno al silencio (interno o externo). Llenamos nuestras horas con televisión, radio o Internet y cuando todo eso no está, es más que probable que tu cabeza esté constantemente hablando.
Tendemos a creer que si algo lo hace todo el mundo, es normal. Nuestra cultura racionalista entiende que el cerebro es el alfa y el omega de la existencia y que todo puede ser resuelto mediante un pensamiento lógico y constante; analizando, etiquetando, juzgando y elaborando estadísticas.
La verdad es que nadie nunca ha encontrado paz interior mediante el pensamiento compulsivo. Nuestras elucubraciones cambian de un día para otro y nos generan miedos y ansiedad por la sensación de falta de control sobre lo que sucede. Una de las mejores técnicas que personalmente me han ayudado a calmar un poco el constante dialogo interior es la meditación. Desde luego no se trata de una nueva técnica, puesto que se le suponen más de 5000 años de antigüedad como práctica recurrente.
Meditar es tan simple como sentarse cómodamente con la espalda recta, cerrar los ojos y centrar toda la atención en la respiración, por ejemplo. Es una importante forma de entrenar la capacidad de atención y concentración (tan mermada en esta sociedad sobre-estimulada) y dejar de escuchar la charla interna. No se trata de hacer callar al cerebro, si no de centrar toda nuestra atención en otra parte de nosotros, ya sea la respiración profunda, las sensaciones del cuerpo o el recomendable silencio que nos rodee.
Entre sus beneficios -que empiezan a estudiarse científicamente- se encuentran una clara reducción de las hormonas causadas por el estrés, un crecimiento de la inteligencia emocional, intuición e incluso una mejora de la memoria y del sistema inmunológico.
Si bien su práctica regular es muy beneficiosa, es posible que al principio os sintáis incómodos o superados por la mente. Es absolutamente normal, no estamos educados ni acostumbrados a sentirnos a gusto ante nosotros mismos, sin distracciones, así que lo más probable es que cada dos por tres vuestra mente diga cosas como “se puede saber que estoy haciendo?” o tal vez “tengo cosas más importantes que hacer!”. No se trata de luchar contra nada. Simplemente de ir calmando el pensamiento compulsivo para dar lugar a un espacio más tranquilo donde puedan florecer cualidades tales como la creatividad, la
intuición o el simple relax.
Para dar vuestros primeros pasos en la meditación, puede ser de gran ayuda una meditación guiada. Con el tiempo será algo que podréis hacer vosotros mismos, en casa al principio y más adelante en el metro, el autobús o incluso algunos minutos en el trabajo. Alguien dijo que respirar conscientemente es meditar, así que no hay excusas de tiempo. ¡Ánimo!

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