30 ene 2012

La Antidieta: Combinacion de alimentos



La real historia de un simple bistec con patatas
Pensemos que comemos un bistec. Lo preparamos como nos apetezca y nos lo comemos Una vez en el estómago, esta proteína concentrada necesita, para su descomposición, de un tipo determinado de jugo digestivo: un jugo ácido. Al mismo tiempo, nos disponemos a comer una patata asada.

Una vez horneada la patata, la mayor parte del agua ha desaparecido y nos quedamos con un alimento feculento sumamente concentrado. Pues bien, este almidón concentrado entra en el estómago con el bistec. El jugo digestivo necesario para descomponer este alimento no es ácido, sino alcalino. Quien alguna vez haya estado en una clase de química, sabe lo que sucede cuando lo ácido entra en contacto con lo alcalino: se neutralizan.

Entonces, acabamos de comernos un bistec con una patata. Están en el estómago, y los jugos digestivos necesarios para la descomposición de cada uno de ellos acaban de neutralizarse. ¿Que va a suceder con esa comida? El cuerpo, que es infinitamente sabio, reconoce inmediatamente la emergencia, porque para él, la digestión de alimentos es una de las primeras prioridades. El cuerpo se encuentra en un total desconcierto. Tiene que segregar más jugos digestivos, para lo cual se necesita tiempo y energía. En el estómago se segregan nuevos jugos digestivos, y ¿qué sucede? Que vuelven a quedar neutralizados. Ahora, el cuerpo se ve forzado realmente hasta su límite. Necesita más energía para segregar más jugos que vayan al estómago, y durante este proceso transcurre largo tiempo. De hecho, pueden pasar varias horas mientras el cuerpo manufactura todos esos jugos digestivos, hasta que empezamos a sentir una sensación de indigestión o de acidez. Finalmente la comida, sin haber llegado nunca a ser adecuadamente digerida, sale simplemente del estómago por la acción peristáltica de los intestinos. Esta comida sin digerir pasa forzadamente a los intestinos, tras haber estado varias horas retenida en el estómago.

Es importante entender exactamente que es lo que ha ocurrido. La mayor parte de las proteínas, tras haber permanecido tanto tiempo en el estómago, se están pudriendo. La mayor parte de los carbohidratos han fermentado. La putrefacción y la fermentación son dos procesos que no sirven al cuerpo humano, en ninguna circunstancia. Las sustancias nutritivas afectadas por ellos no pueden ser incorporadas a una estructura celular sana. Los alimentos que han sufrido alguno de estos dos procesos generan ácidos tóxicos en el cuerpo, y a causa de ellos se producen gases, flatulencias, más acidez, indigestión y Alka Seltzer, bicarbonato, leche de magnesia, la lista es larga. Consumimos antiácidos por toneladas. ¿Por qué? Porque comemos al azar e indiscriminadamente. Cuando todos esos alimentos incompatibles llegan juntos al estómago, el cuerpo no sabe qué hacer con ellos. Somos la única especie en el mundo que, cuando termina de comer, necesita medicarse para que la comida pueda seguir su recorrido por las tripas.

Debido a toda esa putrefacción y fermentación, y a los ácidos resultantes, lo que en realidad hay en el estómago a esta altura es una masa de alimentos arruinados y malolientes, que están echándose a perder. Ya sé que esto no es muy grato, y mi intención no es ser desagradable, pero quiero ser realista... y eso es exactamente lo que está sucediendo dentro del organismo. La comida se ha visto forzada a permanecer en el estómago, sin digerir, y está, literalmente, pudriéndose. Las sustancias nutritivas que pudo haber habido en esos alimentos se han perdido. Durante ese largo tiempo que permanecen en el estómago, el cuerpo gasta una cantidad increíble de energía. Después, la comida se ve forzada a pasar a los intestinos, y tiene que recorrer unos nueve metros de canal intestinal. ¿Te imaginas? Nueve metros de intestinos se ven obligados a arreglárselas como puedan con esos alimentos podridos. Por eso la gente está cansada después de haber comido de esa manera; por eso no tiene energía. Esos alimentos pueden necesitar hasta ocho horas nada más que para salir del estómago, y entre veinte y cuarenta más para completar el recorrido por los intestinos.
En The Hygienic System, Vol. II, Herbert M. Shelton describe la obra del doctor Arthur Cason, quien en 1945, con sus ayudantes, realizó una serie de experimentos, con dos grupos de sujetos. Estos experimentos demostraron que consumir en la misma comida proteínas y carbohidratos retarda, e incluso impide, la digestión. Llevó a cabo pruebas de control, en las que se registró el tiempo de digestión y se hizo finalmente un análisis de materia fecal Sus conclusiones: Las pruebas revelan siempre que la digestión de las proteínas en el estómago se retarda cuando se las mezcla con almidones; el grado en que esto sucede varía con cada individuo, y también según cual sea el tipo de proteína o de almidón ingerido. Un examen de la materia fecal revela gránulos de almidón sin digerir, lo mismo que porciones y fibras de proteínas, en tanto que, cuando se las ingiere por separado, cada una de las dos sustancias llega a finalizar su digestión. Si los alimentos se combinan adecuadamente, sufren una descomposición completa y son absorbidos y utilizados por el cuerpo; entonces. en la materia fecal no aparecen fragmentos sin digerir.

Cuando se consumen combinaciones de alimentos incompatibles y se produce fermentación, encontramos también que en el tubo digestivo se produce alcohol, con las mismas consecuencias que resultarían de beberlo, y con el mismo riesgo potencial para el hígado.

El principio de la adecuada combinación de alimentos se limita a sugerir que no queremos desperdiciar energía. No queremos que la comida esté ocho horas pudriéndose en el estómago y contaminando los intestinos durante veinte horas más. Lo que realmente queremos es que pase en el estómago aproximadamente tres horas, sin putrefacción, ni fermentación, ni gases, ni flatulencia, ni acidez ni indigestión que nos obliguen a medicarnos. Queremos que nuestros alimentos pasen rápida y eficazmente por los intestinos, y la manera de asegurarlo es no consumir más que un alimento concentrado por vez, no dos. Comer simultáneamente dos alimentos concentrados sería causa de que estos se pudran, y una comida que se pudre NO PUEDE SER ASIMILADA. Una combinación inadecuada de alimentos altera drásticamente los ciclos de asimilación y de eliminación.

Hay una manera muy simple de evitar todo este problema. Si queréis comer un bistec, o un trozo de pescado o de pollo, perfecto. Simplemente, poned atención en que si vais a comer cualquier cosa que sea carne ese deberá ser vuestro único alimento concentrado para esa comida. Eso significa que no debéis acompañarlo de ningún otro alimento concentrado: nada de patatas, ni de arroz, fideos, queso o pan; con él comed solamente alimentos de alto contenido de agua. En otras palabras, acompañad el bistec con algunas verduras; digamos, por ejemplo, un poco de brécoles y calabacines. Puede ser cualquier verdura que os guste. Hay que entender que las verduras no necesitan sus propios jugos digestivos específicos: se descompondrán tanto en un medio ácido como en uno alcalino.


Ver libro:  La Antidieta

http://librosdigitalesfree.blogspot.com/2009/08/la-antidieta.html

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