21 mar 2016

La verdadera revolución de nuestro tiempo es la Revolución de la Conciencia



Esta revolución no se pone en marcha con el fin de reorganizar el dominio de las formas y formas, con el fin de reemplazar las antiguas y obsoletas y formas por otros nuevos, dinámicos y vivos. Esta revolución es capaz de llevar a la humanidad más allá de las formas y formas. La revolución de nuestro tiempo es la revolución de la conciencia.
Conciencia, que ha sido profundamente dormido bajo el hechizo de identificación con las formas y formas durante miles de años, está despertando poco a poco en nuestros días. Hay un impulso alarmante cada vez más potentes, y el número de personas sensibles a la llamada de atención es cada vez más y más grande.
Lo vemos día a día en el que un número creciente de jóvenes que cuestionan la idoneidad de los objetivos que ofrece la educación social y religiosa. Se sacuden las manos tratando de guiarlos por el camino correcto, y, como consecuencia, están expuestos a la experiencia del vacío y la desesperación.
Sociedad ofrece una "solución" para el problema, en la forma de los productos de las industrias del entretenimiento y farmacéuticas y los fabricantes y proveedores de servicios de bienes y servicios sujetos a impuestos especiales. Hoy en día, estas industrias están prosperando y muy lucrativos. Ofrecen "ayuda" a los jóvenes en la supresión de miedo y en el tratamiento de otros síntomas superficiales.
El borde es el estado actual de la conciencia, en el que la inmensa mayoría de las personas viven. Ese es el estado de la identificación con la mente, el de la Conciencia dormida, que sueña y le dice a nuestra historia personal.
Ese es el estado de perfecta identificación con los pensamientos, las emociones y deseos, donde buscamos los objetivos de nuestra vida sólo en el mundo de las formas y formas, ya sean formas materiales en bruto (el mundo experimentó con nuestros órganos sensoriales) o formas materiales finos (pensamientos, emociones). El motor de nuestra existencia en el borde es la ambición de convertirse en algo o alguien y estar en control todo el tiempo.
El punto central, la conciencia despierta, y el mundo del silencio interior están más allá de la mente. No se refiere al silencio forzado interno sobre sí mismo mediante diversas técnicas denominadas meditación (en este caso, en la concentración de hecho), pero el vacío interno indescriptible, pero experimentable, vivo y viviente. Allí, no hay ningún esfuerzo, ningún deseo y ambición, y nos dan el último bastión de querer estar en control. 

Por lo tanto, la revolución de la conciencia está llevando a cabo ahora, en el momento presente. No hay estrategias, no hay grandes líderes de esta revolución, únicos héroes que entienden el progreso evolutivo de la conciencia y están abiertos para permitir que los procesos se lleven a cabo en sí mismos.

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