20 abr 2011

Salud y Oración


Por diferentes fuentes recibimos información de que la mente, sobre todo la intención concentrada, a través de la palabra o la visualización, es capaz de afectar la materia e incluso sanar el cuerpo, el propio y hasta el de los demás.

El vanguardista proyecto de la prestigiosa Universidad de Princeton: el Global Consciousness Project documenta como la mente colectiva afecta aparatos de medición o electrogaiagramas. Algunos de los efectos más poderosos registrados son cuando se juntan meditadores a dirigir su intención.

Lynn McTagart, escritora y líder del "Intention Experiment" que engloba una serie de experimentos en los que se enfoca la atención sobre algún objeto material para modificarlo físicamente, algunos de sus experimentos han hecho que una hoja brille, o que semillas a las que se les emite la intención germinen más que a las que no se les dirige esta energía psíquica.

Un estudio de la Universida de Duke encontró que dentro de un grupo de 150 pacientes cardiacos que recibieron terapia post-operación, el sub-grupo que recibió oraciones de intercesión tuvo el máximo nivel de recuperación. En el experimento ni los doctores ni los pacientes sabían que se les estaba rezando. Como si fuera un cursi cliché cristiano, la oración alivia al corazón.

El científico de Stanford Stephen Laberge ha documentado miles de sueños lúcidos realizando mediciones fisiológicas en el proceso. Laberge cree que los sueños lúcidos son el escenario ideal para sanar proceso psicológicos de ansiedad y traumáticos que se traducen en trastornos físicos. Una particular técnica desarrollada es la visualización consciente dentro de los sueños.

Michael J. Formica escribe para Psychology Today que la oración de la bendición, la oración que curar, se mueve del egocentrismo al etnocentrismo o hasta el geocentrismo. En este sentido psicológicamente disuelve su ego, en un acto de conciencia global, probablemente entrando en los campos morfogenéticos de la Noósfera.

La variable en estos casos, nos dice el Dr. Formica, no tiene que ver con dios, pero si sugiere una relación entre el estado de conciencia experimentado por aquellos rezando y la experiencia subjetiva de aquellos a los que se le reza, una resonancia recíproca que ha sido descrita por la física entre la conciencia y los campos cuánticos, posiblemente un estado de entrelazamiento cuántico. Nuestro ADN se comunica justamente a través de este entrelazamiento cuántico a distancia. Tal vez más que nuevas fronteras espaciales, la neuroplasticidad de nuestro cerebro y del cerebro del planeta son las misiones de exploración más apremiantes de nuestra época.

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