Lo que llamamos realidad de hecho puede ser la salida o el output de un programa ejecutado desde un ordenador cuántico del tamaño del cosmos.
Posiblemente te equivocas en cualquier clase de realidad en la que piensas que estás sujeto. El universo es un ordenador, y toda su composición queda explicada en términos del procesamiento de la información.
La conexión entre la realidad y la computación puede que no sea inmediatamente obvia, pero deshoja las capas y eso es exactamente lo que algunos investigadores han encontrado. Pensamos por ejemplo, que el mundo está compuesto del partículas que se aguantan mediante fuerzas pero la teoría cuántica nos dice que hay una madeja de campos que únicamente se pueden describir correctamente invocando las matemáticas de la física cuántica.
Y ahí es cuando entra la informática, por lo menos si se concibe en términos conceptuales o aquello que procesa información más allá de una caja automática que tenemos encima del escritorio. “La física cuántica está casi articulada en términos del procesamiento de información”, dice Vlatko Vedral de la Universidad de Oxford. “Es sugestivo que se encuentre información en la base de todo”.
La información con seguridad tiene su cabida en la teoría cuántica. El famoso principio de incertidumbre –que dice que no se puede saber simultáneamente el momento y la posición de una partícula- nos lleva a la información. Tal como lo hace el entrelazamiento donde los objetos cuánticos comparten propiedades y cambian información sin importar la distancia física entre ambos.
De hecho, cada proceso en el universo puede ser reducido a las interacciones entre partículas que producen respuestas binarias: si o no, aquí o allí, arriba o abajo. Eso significa que la naturaleza, en su nivel más fundamental, es simplemente el giro de dígitos binarios o bits, exactamente como un ordenador. El resultado de la miríada del giro de los bits es manifiesto en todo aquello que percibimos como el ordenamiento continuo, la reorganización y la interacción de los átomos; en otras palabras, la realidad.
De acuerdo, a Ed Fredkin del Massachusetts Institute of Technology, si escarbásemos en este proceso, encontraríamos que el universo persigue una sola regla, una regla de procesar información básica y es todo lo que necesitas para construir un cosmos. A la vista de Fredkin, esto sería un tipo de proceso estilo, “si-entonces”. El tipo de regla que se usa tradicionalmente en informática para manipular los bits que sujetan los transistores de un chip y que operan con puentes lógicos, pero esta vez aplicados a los bits del universo.
Vedral y otros piensan que este proceso es un poco más complejo. Como podemos reducir todo en el universo a entidades que siguen las leyes de la física cuántica, el universo debe ser más bien un ordenador cuántico y no la clase de universo más convencional.
Uno de los atractivos de esta idea es que puede ofrecer respuestas a la pregunta “¿porque hay algo y no nada?” La aleatoriedad propia de la mecánica cuántica significa que la información cuántica -y por extensión el universo- puede espontáneamente devenirse, dice Vedral.
En cuanto a estas ideas teóricas, probar que el universo es un ordenador cuántico es una tarea compleja. Pero hay una observación que respalda la idea de que el universo está compuesto fundamentalmente de información. En el 2008 el detector de onda gravitacional GEO 600 en Hannover, Alemania, recogió señales anómalas sugiriendo que el espacio-tiempo está pixcelado. Y esto es exactamente lo que se esperaría de un universo “holográfico”, donde la realidad 3D es de hecho una proyección de información codificada en la superficie de las paredes de dos dimensiones del universo. (New Scientist, 17 January 2009, p 24).
Esta idea estrafalaria procede del argumento sobre agujeros negros. Uno de los pilares de la física es que la información no puede ser destruida, pero un agujero negro parece que viola la regla y se traga cosas que contienen información y que gradualmente se evaporan. Lo que pasa a esa información dió paso a un largo debate entre Stephen Hawking y varios de sus colegas. Al final, Hawking perdió el debate, admitiendo que la información está impresa en el “event horizon” que define los límites del agujero negro y escapa mientras el agujero negro se evapora. Esto llevó a los físicos teóricos Leonard Susskind y Gerard’t Hooft a proponer que el universo entero puede contener información en sus límites con la consecuencia resultante de que nuestra realidad podría ser una proyección de la información en las paredes o límites del universo. Si es cierta esta conjetura, la realidad es como la imagen de la Princesa Leia proyectada por R2D2 en la Guerra de las Galaxias: un holograma.
Michael Brooks es un escritor y colaborador de New Scientist en Sussex, UK
http://medicinacuantica.net/
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