De una parte del libro " En Casa con Dios" donde Dios explica lo que sucede:
Déjame
empezar diciendo que hay una cosa que será
la misma para todo
el mundo, y es que tu muerte la experimentarás en lo que podría llamarse
etapas o fases, y
la primera etapa es la misma para todo el mundo.
En
la etapa uno, en el momento de tu muerte, experimentarás instantáneamente
que la vida sigue. Esto será lo mismo para todos. Podría
haber un corto período de desorientación, hasta que llegases a darte
cuenta de que no estás con tu cuerpo, sino que, en vez de eso, ahora
estás separado de él.
Pronto
llegarás a entender que, aunque hayas “muerto”, no has terminado
tu vida. Es en este momento cuando comprenderás y experimentarás
plenamente, quizás por vez primera, que no eres tu cuerpo;
que un cuerpo es algo que puedes
tener, pero no algo que eres.
Inmediatamente te moverás a la etapa dos de tu muerte. Y ahí es donde
los caminos individuales divergen.
¿De qué forma?
Si
el sistema de creencias que adoptaste antes de tu muerte incluye la
certeza de que la vida continúa, una vez que captes que te has “muerto”,
sabrás inmediatamente qué está pasando, y lo entenderás. Tu
segunda fase será entonces la experiencia de cualquier cosa que creas
que pasa después de la muerte. Esto será instantáneo.
Si
crees en la reencarnación, por ejemplo, puedes experimentar momentos
de vidas anteriores de las que no tienes una memoria consciente
anterior.
Si
crees que te encontrarás envuelto en el abrazo de un Dios que te ama
incondicionalmente, ésa será tu experiencia.
Si
crees en un Día del Juicio Final, seguido del paraíso o de la condena
para toda la eternidad…
sí, dime, ¿Qué pasa entonces?
Exactamente
lo que esperas. Tan pronto atravieses la etapa uno de la
muerte y te des cuenta de que ya no vives con un cuerpo, pasarás a la
etapa dos y te experimentarás a ti mismo siendo juzgado, justo exactamente
como te imaginaste que sería.
Si
te moriste pensando que te merecías el cielo, inmediatamente, experimentarás
eso, y si piensas que te mereces el infierno, inmediatamente
experimentarás eso.
El
cielo será exactamente como te imaginaste que sería, y lo mismo el
infierno. Si no tienes ninguna idea sobre los detalles de cualquiera de
los dos, te los inventarás en el momento. Entonces, estos lugares serán
creados para ti de esa forma, instantáneamente.
Puedes
permanecer en esas experiencias todo el tiempo que quieras.
Bueno, entonces, ¡puedo encontrarme en el infierno!
Tengamos
esto claro: El infierno no existe. Simplemente no hay tal sitio.
Por lo tanto, no hay un sitio tal al que puedas ir.
Ahora…¿puedes
crear un
“infierno” personal para ti si eliges hacerlo o
si crees que es lo que te “mereces”? Sí. Así que puedes mandarte a ti mismo al “infierno”,
y ese “infierno” resultará ser exactamente como te
lo imaginas o sientes que deba ser; pero no te quedarás ahí un momento
más de lo que decidas estar.
¿Quién podría
quedarse ahí ni un segundo?
Te
sorprenderías. Muchos viven con un sistema de creencias que dice
que son pecadores y deben ser castigados por sus “ofensas”, así que
estarán en realidad en su ilusión del “infierno”, pensando que esto
es lo que se merecen, que esto es lo que les “corresponden”, que esto
es lo que tienen que hacer.
No
importa, sin embargo, porque no sufrirán en absoluto. Simplemente
se observarán a sí mismos a cierta distancia y verán lo que está pasando: algo así
como ver un vídeo educativo.
Pero, si no hay sufrimiento ¿Qué
está pasando?Sufrimiento,
pero no habrá nada.
¿Perdón?
Lo
que está pasando es que parecerá que
están sufriendo, pero la parte
de ellos que está mirando esto no sentirá nada. Ni siquiera tristeza.
Simplemente estará observando.
Usando
otra analogía, sería un poco como ver a tu niña “haciendo una
escenita” en la cocina. Parece que la niña está sufriendo,
agarrándose
la cabeza con las manos o apretándose el estómago, con la
esperanza de que mami la deje quedarse en casa y no ir al colegio. Pero
mami sabe perfectamente que en realidad no está pasando nada. No
le duele nada.
No
es una analogía exacta. Pero se aproxima lo suficiente para ilustrar
esta sensación.
Entonces
estos observadores estarían mirándose a sí mismo en este “infierno”
autocreado, pero sabrían que no es verdadero. Y cuando hayan
aprendido lo que sientan que necesiten aprender (es decir, cuando
se hayan recordado a sí mismo lo que habían olvidado), se “liberarán” y seguirán a la
tercera etapa de la muerte
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