Paulo Coelho, escribe acerca de las anormalidades que existen en nuestro mundo, creyendo muchos de nosotros que son cosas "normales" porque la sociedad los considera así. Posiblemente nuestros ancestros o nuestra forma de ser, lo configuró así.
Cualquier cosa que nos haga olvidar nuestra verdadera identidad y nuestros sueños, y nos haga apenas trabajar para producir y reproducir.
Emplear varios años estudiando en la universidad, y después no conseguir trabajo.
Trabajar de nueve de la mañana a cinco de la tarde en algo que no da ninguna satisfacción, con la condición de poder jubilarse después de treinta años.
Jubilarse, descubrir que ya no se tiene energía para disfrutar de la vida, y morir pocos años después, de aburrimiento.
Procurar tener éxito financiero, en lugar de buscar la felicidad.
Ridiculizar al que busca la felicidad en lugar del dinero, calificándolo de "persona sin ambición".
Comprar objetos como coches, casas, ropas y definir la vida en función de estas comparaciones, en lugar de intentar averiguar la verdadera razón de estar vivo.
No hablar con extraños. Criticar al vecino.
Considerar que los padres siempre tienen la razón.
Casarse, tener hijos, y continuar juntos aunque el amor haya terminado, alegando que es por el bien de los niños (como si éstos no presenciaran las constantes peleas).
Criticar a todo aquel que intenta ser diferente.
Empezar el día con un despertador histérico al lado de la cama.
Creer que es verdadero absolutamente todo lo que está impreso.
Llevar un pedazo de tela de colores atado al cuello, sin ninguna utilidad conocida, pero que todos conocen con el pomposo nombre de "corbata".
Seguir la moda, incluso cuando parece ridícula e incómoda.
Dedicar mucho esfuerzo a la belleza exterior, y preocuparse poco con la belleza interior.
Usar todos los medios posibles para mostrar que, aun siendo una persona normal, uno está infinitamente por encima del resto de los seres humanos.
A bordo de un transporte público, nunca mirar directamente a los ojos de la gente, pues tal cosa podría entenderse como un intento de seducción.
Jamás reírse a carcajadas en un restaurante, por muy buena que sea la historia
Cuando alguien llega a mayor, creerse dueño de toda la sabiduría del mundo, aunque muchas veces no se haya vivido lo suficiente para reconocer lo correcto.
Ir a una feria de beneficencia y pensar que con eso ya se ha hecho bastante para acabar con las desigualdades sociales del mundo.
Hacer del coche un medio para sentirse poderoso, y capaz de dominar el mundo.
Casarse con la primera persona que dispone de cierto estatus social. El amor puede esperar.
Postergar las experiencias más interesantes de la vida para cuando ya no quedan fuerzas para llevarlas a cabo.
Huir de la depresión con fuertes dosis diarias de televisión.
Echarle al gobierno la culpa de todo.
Estar convencido de que ser una persona buena, decente, educada, conlleva que los demás la consideren débil, vulnerable y fácilmente manipulable.
Por último, creer que la religión de uno, además de la única dueña de la verdad absoluta, es la más importante, la mejor, y que todos los seres humanos de este inmenso planeta que crean en cualquier otra manifestación de Dios están condenados al fuego del infierno.
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