"El único milagro, el milagro imposible, es ser ordinario. Lo que la mente anhela es ser extraordinaria. El ego sufre hambre y sed de reconocimiento. El ego se alimenta del reconocimiento de que uno es alguien. Algunos cumplen ese sueño a través de la riqueza, otros a través del poder y la política; otros pueden alcanzarlo mediante los milagros o la prestidigitación, pero el sueño siempre es el mismo: no puedo tolerar el no ser nadie. Y el milagro es éste: aceptar que no eres nadie, ser tan ordinario como todos los demás, no pretender reconocimiento alguno, existir como si uno no existiera. Estar ausente es el milagro...
Una vez, Bankei trabajaba en su jardín. Llegó alguien, un buscador, un hombre que buscaba un maestro, y le preguntó:
- Jardinero, ¿dónde está el maestro?
Bankei rió y dijo:
- Espera. Ve a esa puerta. Dentro está el maestro.
De modo que el otro dio la vuelta y entró. Vio a Bankei, al mismo que había visto fuera, ocupándose del jardín, sentado en un trono. El buscador replicó:
- ¿Estás bromeando? Bájate de ese trono. Esto es un sacrilegio, le estás faltando el respeto al maestro.
Bankei se bajó, se sentó en el suelo y dijo:
- Mira, la cosa es difícil. Ahora no encontrarás aquí al maestro. Porque el maestro soy yo.
Para el buscador era difícil ver que un gran maestro puede trabajar en el jardín, puede ser simplemente ordinario. Se marchó. No podía creer que este hombre fuera el maestro, se perdió la oportunidad.
Una vez, Bankei trabajaba en su jardín. Llegó alguien, un buscador, un hombre que buscaba un maestro, y le preguntó:
- Jardinero, ¿dónde está el maestro?
Bankei rió y dijo:
- Espera. Ve a esa puerta. Dentro está el maestro.
De modo que el otro dio la vuelta y entró. Vio a Bankei, al mismo que había visto fuera, ocupándose del jardín, sentado en un trono. El buscador replicó:
- ¿Estás bromeando? Bájate de ese trono. Esto es un sacrilegio, le estás faltando el respeto al maestro.
Bankei se bajó, se sentó en el suelo y dijo:
- Mira, la cosa es difícil. Ahora no encontrarás aquí al maestro. Porque el maestro soy yo.
Para el buscador era difícil ver que un gran maestro puede trabajar en el jardín, puede ser simplemente ordinario. Se marchó. No podía creer que este hombre fuera el maestro, se perdió la oportunidad.
Todos buscamos lo extraordinario. Pero ¿por qué lo buscamos? Es porque tú anhelas ser extraordinario. Con un maestro ordinario ¿cómo podrías volverte extraordinario, excepcional?".
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