Cuando medites, no trates de
acallar los sonidos o deshacerte de ellos, pero tampoco los ignores. Mantente
en el medio; sé la presencia consciente en donde todos los sonidos, agradables,
desagradables o neutros pueden ir y venir, como olas en el océano. Estate
abierto a cada sonido, cercano o lejano, fuerte o suave. Permite que cada uno
llegue, perviva el tiempo que sea necesario, y se vaya cuando esté listo. Sé
receptividad incondicional.
Observa cómo los sonidos surgen
por su cuenta, cómo se quedan por unos momentos, y cómo se disuelven en su
propio tiempo, a su propio ritmo. Los sonidos sólo están obedeciendo a su
propia naturaleza, siendo ellos mismos, perfectamente; recorriendo su propia
senda, tal y como lo hacen todas las cosas.
Si un sonido en particular te
distrae, o te estorba, o te molesta, ¡maravilloso! Simplemente advierte esa
molestia, o irritación, o frustración, o decepción y deja que todo este allí;
todo eso es aprovechable.
Date cuenta de esto: No es el
sonido en sí lo que está creando la ‘molestia,’ es más bien la resistencia de
la mente hacia ese sonido, es la insistencia de la mente con respecto a que ese
sonido no debería estar ahí. ¿No es esa resistencia más ruidosa que el sonido
en sí mismo? ¿Qué clase de silencio trataría de acallar un sonido? ¿Quién está
distrayendo a quién?
Verás, el verdadero silencio no
es lo opuesto al ruido. Esa es la versión del silencio que cuenta la mente,
basándose en su obsesión con los opuestos y el contraste. El verdadero silencio
deja que todos los sonidos vayan y vengan; es el océano donde incluso las más
grandes olas pueden elevarse y caer, la consciencia en donde hasta la
interminable cháchara mental tiene un hogar. Este amoroso silencio que incluye
absolutamente todo es lo que tú eres. El silencio natural del Corazón.
No trates de acallar los
pensamientos y sentimientos. No perturbes su preciosa paz, no te metas en su
camino, ni seas imprudente con ellos. Simplemente conócete a ti mismo como la
profunda quietud meditativa a donde todos los pensamientos y sentimientos
tienen permitido llegar e irse, la aceptación incondicional de esta experiencia
presente.
- Jeff
Foster