-¿Afirmas que para entender la cultura matriarcal, no hay que compararla con la patriarcal, sino que se debe partir de una visión diferente de la vida que posee la mujer...
Lo que caracteriza a la sociedad matriarcal es que la mujer, además de ser la que tiene el poder, imprime a la sociedad una característica femenina. Aquí la característica principal es que hay algo en la sociedad que puede enlazarse, emparentarse con lo femenino. Y definir lo que es femenino puede ser un poco pretencioso, porque a la mujer no la definen ni el deseo de la maternidad, ni el gusto por los hombres, ni tampoco la anatomía. Una de las características más importantes que yo he notado en estas sociedades es la absoluta falta de violencia; la mujer a menudo mira sin entender a los hombres que luchan por el prestigio o por mantener su virilidad. Además cuando una mujer es poderosa lucha porque toda su familia esté bien. Yo les preguntaba qué esperaban de la vida, si querían hacerse ricas -típica pregunta de un hombre- y me miraban extrañadas. La acumulación, el tener por tener, no es algo que entre en sus cabezas. Y otro rasgo característico es la falta de competencia sangrienta. En todas las sociedades matriarcales hay un entramado social donde la solidaridad y el cuidado por el otro está más marcado que en las sociedades patriarcales.
-Una de las instituciones más arraigadas de nuestra sociedad es el matrimonio, a partir del cual luego surge la familia, algo que allí no existe. ¿Qué sentido dan a la relación?
-Ellas dicen que son fieles a dos cuestiones: a la familia y al amor. Por eso la matriarca vive con sus hijos e hijas, sus hermanos y su madre. No hay maridos. Los hombres sin lazo sanguíneo directo con la matriarca pertenecen a otra casa y duermen bajo otro techo. Afirman que nadie que quiera tener una familia estable se le ocurriría ir a vivir con un miembro de otra familia, que sería el matrimonio. Según sus valores, pedirle a otra persona la convivencia con amor, sexualidad, economía, hijos, futuro, proyectos y amistad para toda la vida es una locura. La familia para ellos es más importante que el matrimonio, por eso a pesar de que las mujeres eligen con quien pasar la noche y varían a menudo de pareja, ninguna regla de su sociedad les lleva a casarse y a romper con la familia de origen. Y les va mucho mejor económicamente, porque nunca dividen sus propiedades por herencia, ni por divorcio, ni por pelea entre cuñadas, ni por nada. La familia siempre se mantiene con la misma propiedad y todos trabajan para ella. Hay mucha libertad sexual, nadie lo mira mal. A todo el mundo le parece bien, hasta se enamoran; pero el amor dura lo que dura y eso marca el tiempo de esa relación. Cuando se termina, se acabó. Para ella es importante el amor pero nunca va a estar con un hombre por los hijos, por el dinero, por lo que digan los demás, por la familia, por el hogar o por la economía. Tampoco en esas sociedades existen las mujeres abandonadas o sin recursos porque ellas son las únicas que tienen la propiedad, el dinero, los hijos y la casa, que pasa de generación en generación.
-En el matriarcado las ancianas son muy importantes, se las considera las alma "mater" de los clanes. El concepto se acerca más a las sociedades ancestrales que a la actualidad, donde ya no se valora a los abuelos...
-El tema de la vejez ellos lo resuelven bastante bien. Viven en un hogar constituido por un patio central con muchas casitas alrededor donde se disponen los dormitorios. Entonces al anciano, a la matriarca, a la abuela, la cuidan entre todos. Siempre hay mucha gente cuidando, tanto a los niños como a los mayores. En cambio en occidente un hijo de mediana edad se hace cargo de los padres y éste es un trabajo que recae sólo en él. Allí las familias son mucho más numerosas y la tarea de cuidar a los ancianos se la reparten entre todos. Es un honor y allí la voz de los mayores suena con fuerza.
-Personalmente, ¿qué te supuso el haber vivido esta experiencia?
-Entrar allí es como ir cien años atrás, viven con cosas muy sencillas y en cambio no les falta de nada. Nosotros al tener más comodidades, adelantos, hemos perdido por el camino muchas cosas importantes. Allí no existe violencia y no se acepta a los violentos, es algo que avergüenza. No hay lucha por el poder, todo el mundo tiene lo que necesita y a nadie le falta de nada. Se habla mucho, en las casas, por las calles. Necesitan saber unos de otros, de sus problemas. Cuando hablaba de cosas de nuestra cultura occidental me miraban sorprendidos y se reían de nuestro concepto de familia, pareja, religión…
1 comentario:
El Dr. Maturana, biólogo chileno, explica muy bién que es la matríztica, sus ventajas frente al modelo patriarcal que estamos padeciendo mas que viviendo.
Frente a la potencial autodestrucción que nos encontramos, sería conveniente hallar una síntesis de ambos modelos que nos permitiera vivir en armonía e integrados a un mundo que se hace cada ves mas pequeño.
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