27 sept 2009

La energia del Corazon


Por el Dr. Oscar Villavicencio Vargas… alguna vez recibí en mi consulta a un agricultor de quien pude advertir un proceso inflamatorio bastante marcado y delimitado, desde ambos codos a la punta de los dedos, el dolor intenso a pesar de los esteroides y antiinflamatorios adicionales, después de sus 3 visitas a un centro hospitalario, le hizo buscar ayuda complementaria. Sus exámenes de laboratorio confirmaban un proceso autoinmune, sin estar claro de que tipo.

Mi experiencia como médico naturista me hizo recordar algunos planteamientos terapéuticos que iban desde la orientación trofoterápica, pasando por la fitoterapia, geoterapia y hasta alguna técnica hidroterapeútica para ayudar a calmar el dolor y poder ayudarle a revertir su cuadro.

Mi experiencia como médico de la conciencia me obligaba a buscar dentro de las causas de este proceso no solo la punta del iceberg sino lo que se escondia debajo del oceano, haciéndonos recordar que lo subjetivo de la enfermedad suele ser tanto o más importante que lo objetivo.

La impresión, la relación y el contacto con el paciente me permitió descubrir en las preguntas que le hice que no se veía ni se hablaba con su padre hace 5 años derivado de una vieja disputa, llegando a plantearle que la enfermedad que estaba padeciendo era una autoagresión, que así como se manifiesta en lo objetivo ó bioquímico ó físico se refleja como en un espejo en lo subjetivo, en lo holográfico, en lo sutil y que tenia que terminar ya con esa vieja rivalidad con su padre, habiendo llegado el momento de perdonar. Era tan evidente la sorpresa que se reflejaba a través de los ojos agrandados del paciente, porque él se preguntaba que tenía que ver un dolor tan intenso en sus brazos edematosos y enrojecidos con el perdón a su padre que le estaba sugiriendo que haga, además de los consejos terapéuticos naturistas.

Pasaron 7 días cuando volví a ver a este paciente, ya no presentaba ningún rastro del proceso inflamatorio intenso, me comento que cuando vino a consulta la primera vez no entendía lo que yo quería decirle y que se durmió esa noche pensando en lo que habíamos conversado. Al día siguiente muy temprano, llamaron a la puerta de su casa, al abrir se vio cara a cara con su padre, en ese momento no atino a decir nada, sólo los recuerdos de lo hablado durante la consulta acapararon su conciencia y no atinó a más que abrazar a su padre y pedirle perdón, llorando como un niño, siendo esto reciproco. Desde ese momento su proceso inflamatorio comenzó a disminuir rápidamente hasta ceder totalmente, tanto que no dio tiempo a que le realizara el tratamiento naturista y quería preguntarme si lo tenía que hacer a pesar que ya se encontraba bien.

Hay muchas preguntas después de esta experiencia, como poder acercarnos a lo subjetivo de toda enfermedad, que hilos de la conciencia se movieron o se conectaron para que el padre del paciente visite a su hijo después de 5 años al día siguiente de la consulta donde se habló de la necesidad de la reconciliación. ¿Es la conciencia el hilo conductor de ese campo R del cual hablan los físicos cuánticos?, es el corazón, como señala la tradición y reafirman las investigaciones más avanzadas en el tema, el lugar donde mora el alma y se asienta la conciencia.

El corazón desde el punto de vista mecánico late unas cien mil veces al día y cuarenta millones de veces al año. Durante la vida promedio de cualquier mortal es capaz de producir casi tres billones de latidos cardiacos e impulsa más de 7 litros de sangre por minuto a través de todo el cuerpo, además de transportar 370 litros de sangre por hora a través de un sistema vascular que si se extendiera alcanzaría dos veces y media la superficie de la tierra.

El corazón desde el punto de vista energético es un director de orquesta sensible a las notas musicales de nuestras emociones. Recién en medicina empezamos a aprender que la paz es terapéutica que el amor es sanador, que la irritabilidad como la impaciencia y el miedo son algunos de los venenos mortales que ingerimos en nuestra dieta diaria, peor que el azúcar blanca, los enlatados y las grasas saturadas. Por psiconeuroinmunoendocrinología se conoce que las emociones negativas producen radicales libres, es decir bombarderos que están afectando y rompiendo las membranas de las células, que estas mismas emociones negativas pueden producir alergias o también una parálisis del sistema inmune y que por el contrario las emociones positivas, una simple sonrisa o una simple caricia pueden cambiar el pronóstico de cualquier enfermedad.

Durante las primeras semanas de vida fetal, un conjunto de células cardiacas empiezan en forma espontánea a latir armónicamente. Parece ser que la energía del corazón materno contenida en ondas sonoras primarias guardan la información que permite el inicio de la música que marcara el paso de nuestra vida. Esta música generada por nuestro corazón mantiene una frecuencia de 70 y 80 tonos por minuto. Las investigaciones muestran que el sonido del latido cardiaco emitido en una guardería infantil reduce en un 55% el llanto de los recién nacidos y que se mejora significativamente el dolor en niños quemados cuando se les hace escuchar una grabación del corazón de sus madres.

La Cardioenergética que se nutre de la psiconeuroinmunología, la neurocardiología y la física cuántica sostiene que es el corazón y no el cerebro el intermediario sutil y profundo de nuestros pensamientos, sentimientos, temores y sueños más básicos por ello el corazón se convierte en nuestro cerebro mayor o nuestro cerebro afectivo.

La Neurocardiología que es la ciencia que estudia al corazón como un órgano neurológico, endocrino e inmunológico, ha encontrado algunos hallazgos interesantes, como que los neurotransmisores que se encuentran en el cerebro han sido identificados también en el corazón, estableciéndose una relación neuroquímica y electromagnética directa entre el corazón y el cerebro mas allá de las simples conexiones neurológicas que se sabe existen entre ambas. El corazón ejerce a través de las hormonas, los neurotransmisores y el campo R (campo energético relacional) tanto control o hasta más sobre el cerebro, como este ejerce sobre el corazón.

Desde el punto de vista físico se sabe que el campo electromagnético del corazón es 5000 veces más potente que el campo magnético cerebral, además que esta energía viaja de manera sutil y no local (teorema de Bell). Los instrumentos de interferencia superconductora cuántica, los magnetocardiogramas y los magnetoencefalogramas que miden los campos magnéticos fuera del cuerpo muestran que el corazón genera unas 50,000 fentoteslas. El promedio de la frecuencia normal de la actividad eléctrica cerebral se encuentra entre 0 y 100 ciclos/seg., siendo la mayor actividad entre 0 a 30 ciclos/seg., mientras que la frecuencia cardiaca normales de 250 ciclos/seg. Y si tenemos en cuenta el fenómeno no local de la energía, el corazón se convierte en el receptor y emisario más poderoso de esta energía.

Un sentimiento de amor impersonal o lo que las escuelas de la tradición llaman PUREZA DE MOVIL o de los motivos, dan lugar a cambios en la electrofisiología cardiaca que tiene un efecto armonizador sobre todos los ritmos corporales hasta el punto que para los investigadores del Instituto Hearth Math, el corazón puede ser considerado como un oscilador eléctrico maestro.

En la consulta diaria con el paciente no debe primar la relación cerebral sino la del corazón ya que a través del amor impersonal , se está favoreciendo que el campo electromagnético del corazón del terapeuta envuelva al paciente y haga conexión con su centro, es decir con el corazón del paciente, que permita ir mucho más allá de la relación médico-paciente de las escuelas clásicas de medicina y ser más fácil la conexión con lo subjetivo de su enfermedad en otras palabras encontrar la llave que nos permita aperturar la conciencia.

Los estados de amor impersonal, en los que se experimentan profundos sentimientos de conectividad y paz interior se asocian a una alta coherencia cardiaca que se registran en el tiempo como una disminución de la tasa de variabilidad de la frecuencia cardiaca. Este mismo estado es capaz de incidir voluntariamente sobre el grado de polimerización del ADN in Vitro, haciendo evidente su cambio en el estudio por espectrofotometría.

Para los investigadores en Cardioenergética, Gary Schwartz y Linda Russeck, el corazón además de ser el maestro de los ritmos corporales, emite un complejo patrón de ondas que envuelven cada segundo todas las células del organismo. Este complejo patrón de ondas que representan la música de nuestro organismo no solo proporcionan oxigeno, nutrientes químicos a través de la sangre, sino también información térmica, acústica, de presión y electromagnética.

El corazón como un maestro de la economía distributiva da a cada órgano según su necesidad, distribuyendo materia, energía e información a través de pequeños corazones o glomus que como pequeñísimas bombas en la periferia del árbol arterial, dirigen selectivamente el flujo sanguíneo a todos los sistemas según su demanda.

Cuando experimentamos cualquier tipo de emoción odio, tristeza, pánico o resentimiento cambia el estado de coherencia cardiaca, aumenta la variabilidad de su frecuencia y con ella se induce desarmonía en los ritmos corporales, debemos recordar que la enfermedad en síntesis no es más que la pérdida de los ritmos corporales.

La respuesta fisiológica de relajación tienen su correspondencia en una actitud de apertura amorosa que revela paz interior y permite bajar la descarga que sobre todos los sistemas orgánicos y en especial el sistema cardiovascular, ejerce el estrés como lo demostraron los primeros estudios del Dr. Herbert Benson cardiólogo y presidente del Instituto para la Medicina Mente- Cuerpo de la Universidad de Harvard.

La memoria celular que los médicos naturistas lo experimentan a través de las crisis curativas o de vicariaciones regresivas o progresivas de la homotoxicología y de las continuas e impactantes experiencias de los pacientes transplantados del corazón que comienzan a percibir y adoptar comportamientos del donante como por ejemplo personas que solo apreciaban la música clásica pueden empezar a escuchar la música metálica que sus donantes disfrutaban. De alguna forma también pensamos con el corazón, por ello el corazón se convierte en un cerebro mayor o cerebro afectivo. Esta creciente tendencia a recuperar el código del sentir y la reinvindicación de la inteligencia emocional nos revela que para dar sentido a la existencia es necesario redescubrir el código del sentir… es decir el código del corazón.

La antigua tradición transhimaláyica relaciona los centros energéticos mayores o chacras con los diversos reinos de la naturaleza empezando desde el primer centro (plexo coccígeo) se relaciona con el reino mineral, el segundo centro (plexo sacro) con el reino vegetal, el tercer centro (plexo solar) con el reino animal, el cuarto centro (plexo cardiaco) es el que le corresponde al reino humano. La humanidad se encuentra dando el gran paso desde el tercer centro que es el mundo emocional a la conquista del cuarto centro que son los dominios del corazón o del amor. Algunos visionarios y meditadores representan al centro del corazón como una flor de loto de 12 pétalos que representan los 12 portales del alma, distribuidas en 4 triplicidades que son las bases del templo del alma: 1. Responsabilidad - Inclusividad - Participatividad 2. Soledad - Serenidad - Calma 3. Desapego - Intuición - Sabiduría 4. Impersonalidad - Indiferencia - Libertad

La expresión de la luz del alma se da en nuestro corazón a través de 12 vibraciones, los llamamos pétalos o portales, pero son 12 corrientes de vida, 12 estados de conciencia que hacen parte de 12 virtudes. Cuando nosotros tenemos una buena acción, cuando servimos, estamos construyendo en materia más sutil, estamos aportando una piedra en la construcción del templo del alma. Es la construcción a través del dar, para que vivamos en la vida cotidiana según las leyes del corazón, que es en nuestro cuerpo la traducción de las leyes del alma

De: Pensamiento Consciente

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