Curiosamente, sus familias adoptivas escogieron el nombre de James para bautizarlos. Pesaban exactamente lo mismo y tenían la misma estatura. En el colegio les gustaban las matemáticas y se les daba mal la lengua. Ambos tuvieron un perro llamado Toy. Se habían casado con mujeres llamadas Linda, divorciados de ellas y vueltos a casar con mujeres llamadas Betty. Tuvieron cada uno un primer hijo al que llamaron James Allan. Bebían la misma marca de cerveza y eran intensos fumadores de la misma marca de cigarrillos. Ambos se mordían las uñas y tenían migrañas recurrentes (que ambos llamaban de la misma forma). Tenían afición por la carpintería con talleres en el sótano de su casa, la única de la manzana, y habían construido bancos circulares pintados de blanco alrededor de un árbol. Habían tenido el mismo coche Chevrolet y habían trabajado durante un tiempo en la oficina del sheriff de condados vecinos. Ambos veraneaban en la misma playa de Florida y les gustaban las carreras de coches de serie. Los tests de personalidad (que constan de cientos de preguntas) que realizaron durante el estudio parecían que los hubiera hecho la misma persona dos veces, según los expertos. Simplemente increíble.
A pesar de mucha polémica y discusión sobre lo certero de este tipo de análisis, y teniendo en cuenta que las conclusiones se basan en estudios estadísticos con sus limitaciones, estos trabajos están siendo muy reveladores, aunque de una forma no sorprendente.
La gran mayoría de caracteres están afectados, de una forma u otra, por los genes. Y de la misma forma, también la mayoría de los caracteres estudiados están afectados por el ambiente, especialmente en caracteres más complejos de la personalidad.
Un ejemplo es la esquizofrenia; si un hermano gemelo la sufre, hay aproximadamente un 50% de probabilidad de que su hermano gemelo la sufra, mientras que solo hay un 20% de probabilidad de que su hermano no gemelo sea esquizofrénico.
Hay que decir que no todo son coincidencias entre los dos gemelos. No son idénticamente iguales, se pueden distinguir facialmente. Pero aún así, la historia no deja de ser sorprendente.
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