El Gallinazo, no degüella ni mata, ni molesta a nadie, su oficio es limpiar el medio ambiente. Anda en parejas de sexo opuesto, y mantiene su misma pareja toda la vida, nunca es infiel. No discute, cuida y trata con respeto a su pareja hasta el fin de sus días.
Desde su vuelo en altura, observan la urbe de concreto en que vivimos, donde se matan animales para poder comer, se practica la prostitución, y el hombre que no tiene tiempo para apreciar la naturaleza. Medita en la cima de las palmeras, observando como el hombre de la ciudad lanza cadáveres envueltos en bolsas negras a sus pantanos, arroja basura, se emborracha y quema los pantanos.
El Gallinazo y el Cóndor son aves que con la música del silencio viven y vuelan en lo alto, su ética, moral y ejemplo es grande.
Como algunos Filósofos son agiles en el Cielo y torpes en la Tierra. Aunque son feos y en este caso más equilibrado hubiera sido exhibir también una garza y un pelícano.
¿Conociendo la paz, fidelidad y mansedumbre del Gallinazo por qué entonces exaltamos al Águila en escudos y banderas?
Cuando vivía en China, tuve la oportunidad de visitar la vecina República del Tíbet. Estuve en un monasterio Budista a unas 5 horas de LLasa. Un día falleció un monje, y pusieron su cadáver sobre la nieve. Terminados los rezos guturales de los monjes, cuando ya circundan y esperan los Buitres, se acercó un Hermano y lo desarropó. Ofrecen el cuerpo al ave con humanismo, como una última expresión de compasión del difunto hacia la naturaleza. El Buitre es el símbolo de la vida que brota de la muerte. En su cultura está prohibido celebrar cumpleaños, porque no existe tal cosa, que llaman nacimiento, ni tampoco la muerte.
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