22 sept 2010

OSHO: El nombre de Jesus


Si el nombre de Jesús te conmueve, siéntate en silencio y permite que el nombre te conmueva.

A veces di, silenciosamente ¡Jesús!, y luego espera. Esto se convertirá en tu mantra. Así es como nace un verdadero mantra.

Nadie te puede dar un mantra: tienes que encontrar lo que te atrae, lo que te conmueve, lo que produce un gran impacto en tu alma. Si es ¡Jesús!, pues perfecto.

A veces, sentado en silencio, repite ¡Jesús! Y espera, y deja que el nombre entre profundamente, más profundo, a los lugares recónditos de tu ser. Deja que entre a las entrañas de tu ser. ¡Y permite! Si comienzas a bailar, bien; si comienzas a llorar, bien. Si comienzas a reír, bien.

Lo que sea que suceda con esto, deja que salga… permítelo, no interfieras, no manipules. Déjate llevar y tendrás tus primeros vislumbres de oración y meditación, y tus primeros vislumbres de Dios. Los primeros rayos comenzarán a penetrar la noche oscura de tu alma.

Servirá cualquier sonido que se sienta estético y bello, cualquier sonido que produzca emoción y goce en el corazón. Aunque no pertenezca a ningún idioma; ese no es el punto, puedes encontrar sonidos puros que entren aún más profundo. Porque cuando usas una palabra determinada, esta tiene cierto significado, y esos significados se convierten en una limitación.

Cuando usas un sonido puro, este no tiene limitación, es infinito.


Oracion del peregrino ruso:
En un clásico de la literatura cristiana oriental, se narra la historia de un peregrino ruso que deambula por el país en busca de la oración interior. La lectura de este pequeño libro, todavía fácil de conseguir en las librerías católicas, es apasionante. Habiendo enviudado y viéndose muy limitado físicamente para el trabajo por tener un brazo inútil, abraza la pobreza para emprender una peregrinación en la fe en busca de la oración ininterrumpida. Los monjes orientales enseñaban la práctica de esta oración constante. Para ello usaban de la repetición de una jaculatoria llamada “la oración a Jesús”, en varias versiones semejantes que invocaban a Jesús con estas o semejantes palabras: “Señor Jesús, ten misericordia de mí”. La invocación era repetida por los monjes de modo incansable, miles de veces al día. Esta devoción se convirtió en una de las prácticas de piedad más comunes en oriente. Instruido por monjes sabios y ancianos, el peregrino ruso alcanzó la oración interior. El nombre de Jesús quedó gravado en su corazón fortaleciéndolo en medio de las más grandes dificultades, hambre, frío, soledad, mientras la oración se repetía en su interior sin esfuerzo, fluyendo como un arroyo de aguas transparentes, como al ritmo de la respiración o de los mismos latidos del corazón.


2 comentarios:

Leonor Ortega dijo...

Preciosas y muy prácticas las enseñanzas de Osho.
No soy dada a utilizar mantras porque quizás nunca he sabido muy bien qué efectos tienen sobre uno ni cómo utilizarlos, pero con esta explicación tan sencilla creo que conseguiré hacerlo y sentirme bien con ellos.

Tienes un blog muy interesante, te descubrí gracias a un correo de una lista a la que estoy subscrita (armonización integral y grupo cai) y me alegro de haber entrado porque me han gustado mucho los posts que he ido leyendo hasta ahora, así es que con tu permiso te enlazo en mi blog para no perderte la pista y seguir leyéndote :)

Un abrazo,
Leonor

Anónimo dijo...

Gracias por este texto tan precioso,

He seguido en mi búsqueda espiritual muchos caminos , pero siempre he estado enamorada de "JESUS" cuando recito su nombre como un mantra , es una dulzura para mi corazón.

Un abrazo

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