4 dic 2011

Universidad de California: Beneficios de la meditación



Un grupo de investigadores en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), descubre lo que hay que hacer para mantener en buen estado el cerebro y libre de enfermedades que le afecten: meditar.

Según este estudio, la práctica de la meditación modifica la estructura física de nuestro cerebro, permitiendo un mejor funcionamiento y manteniendo un buen estado de salud en general. No solo ayuda a combatir la ansiedad y el déficit de atención; dedicar unos minutos al día a la reflexión mejora el estado general y ahuyenta trastornos psiquiátricos como el autismo y la esquizofrenia. El estudio se realizó utilizando imágenes cerebrales a novatos y expertos en la
meditación, mientras practicaban tres técnicas distintas de reflexión.

Utilizando como técnica la resonancia magnética por imágenes en alta resolución, los investigadores han descubierto que, en aquellos que practican la meditación, ciertas regiones del cerebro son más grandes que en los sujetos de un grupo de control similares en todo excepto en que no practican la meditación.

En concreto, se ha observado un aumento de volumen en el hipocampo, la corteza órbito-frontal, el tálamo y el giro temporal inferior, áreas
relacionadas con las emociones.

“Las personas que meditan regularmente tienen una habilidad singular para cultivar las emociones positivas, mantener la estabilidad emocional y comportarse de manera cuidadosa”, señala Judson A. Brewer, profesor de psiquiatría y autor principal del estudio, publicado en la revista ‘Proceedings’ de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.

Entre los beneficios de la meditación están el poder concentrarse mejor, así como controlar con mayor eficacia las emociones y los niveles de estrés. La investigación también ha confirmado que las personas que meditan gozan de un sistema inmunitario reforzado.

Asimismo, al meditar, aumenta la actividad de otras áreas cerebrales “que modulan la experiencia del dolor, reduciendo el malestar que provoca”.

Según Brewer, comprender cómo funciona la meditación ayudará a investigar una serie de enfermedades. De hecho, añade que la meditación ayuda con una gran variedad de problemas de salud y enfermedades, como puede ser el cáncer, la prevención de la psoriasis o ayudar a dejar de fumar, por citar algunos.

Además, las personas que meditan durante muchos años desarrollan una nueva red neuronal por defecto en la que hay una mayor conciencia de uno mismo y del presente, y menos ensoñación. Más materia gris y conexiones más fuertes
Dando seguimiento a investigaciones anteriores que mostraban que las
personas que han practicado meditación por mucho tiempo tienen más materia gris en el cerebro, un nuevo estudio de tamaño reducido halla que sus cerebros también se encogen menos y que hay conexiones más fuertes en el cerebro mismo.

Esto significa que las neuronas podrían transmitir mejor las señales eléctricas, apuntaron los investigadores.

“Nuestros resultados sugieren que los meditadores a largo plazo tienen fibras de materia blanca que son más numerosas, más densas o más aisladas por todo el cerebro”, señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de California en Los Ángeles la coautora del estudio Eileen Luders, profesora asistente visitante del Laboratorio de Neuroimágenes de la universidad.

“También hallamos que el declive normal relacionado con la edad del tejido de materia blanca se reduce considerablemente en los practicantes activos de meditación”, añadió.

Los investigadores usaron tecnología conocida como imágenes con tensor de difusión para escanear los cerebros de los participantes del estudio y descubrir diferencias en las conexiones estructurales. El estudio incluyó a 27 personas que habían practicado estilos de meditación como Shamatha, Vipassana y Zazen por entre 5 y 46 años, y otras 27 personas de la misma edad y sexo que no meditaban.

Los investigadores hallaron que los dos grupos tenían diferencias pronunciadas en las conexiones estructurales de todo el cerebro, no solo en un área.

“Tal vez la meditación no solo cause cambios en la anatomía del cerebro al inducir el crecimiento, sino también al prevenir la reducción”, apuntó Luders. “O sea, si se practica con regularidad durante años, la meditación podría reducir la atrofia cerebral relacionada con la edad, tal vez al afectar positivamente al sistema inmunitario”. Sin embargo, “es posible que los meditadores tengan cerebros fundamentalmente distintos desde el principio”, señaló Luders.

“Por ejemplo, una anatomía cerebral en particular podrían haber hecho que el individuo se sintiera atraído por la meditación, o ayudado a que mantuviera una práctica continua, o sea que una mayor conectividad de las fibras en los meditadores constituye una predisposición a la meditación, en lugar de ser una consecuencia de la práctica”, apuntó Luders.

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