La
Fundación Mundial de Investigación contra el Cáncer recomienda que la gente
evite todas las carnes procesadas, o al menos disminuir el consumo, de
bacon, jamón y salchichas."Si todo el mundo comiera menos de 70 gr a la semana
(2 perritos calientes) podría suponer 4.000 casos menos de cáncer de colon en el
Reino Unido cada año", afirma la directora de la Fundación, Rachel Thompson.
La
carne es procesada y manipulada mecanicamente una y otra vez.
¿Cómo
se hacen? Se preparan en grandes
cubas de metal, donde toneladas de recortes de cerdo se mezclan con la pulpa
rosa que se forma cuando las carcasas de pollo son estrujadas a través de
ralladores metálicos y chorros de agua a presión. Los
recortes de cerdo se extraen de lo que sobra de la preparación del bacon,
chuletas y el jamón, mezclados con pollo o pavo.
La
papilla que sale de esas cubas de metal se mezcla con conservantes en polvo,
aromatizantes y colorantes. Esa pasta se sumerje en agua antes de ser
introducida en tubos de plástico para ser cocinada y envasada. Un proceso
desagradable que, tras la crisis de las vacas locas de los 90, está prohibido
para la ternera, pero permitido para el cerdo y las aves, siendo la carne que se
produce con este sistema diez veces más barata que la carne normal.
Quizás
lo más sorprendente es que no hay nada particularmente insano en este producto y
que está aprobado por la Agencia Americana de Alimentación, pero sin embargo
bajo los criterios de la UE no se puede clasificar como carne y debe ser
etiquetada como recuperada mecánicamente. ¿El
resto de ingredientes? Agua,
almidón, sal, proteínas de la leche, nitrato de sodio, trifosfato de sodio y
potasio, polifosfatos, ascorbato de sodio, ácido carmínico...Un cóctel de
aromatizantes, conservantes y colorantes que no aportan ningún nutriente sino
que tienen un efecto estabilizador, actuando como emulsionantes; es decir, que
sirven para dar textura, consistencia, volumen y color a la pasta rosa de la
salchicha.
Si
se comen en exceso, los efectos secundarios de estos productos químicos no son
ninguna tontería: desde alergias, dolores de cabeza y deshidratación a un alto riesgo de sufrir hipertensión,
derrame cerebral y enfermedades
del corazón.
En
los niños el daño es aún mayor, ya que la excesiva cantidad de sal aumenta el
riesgo de padecer la enfermedad de los huesos de cristal, asma,
cáncer de estómago y obesidad.
¿Volverías a comerte un perrito después de saber esto?
Gua, guau
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