17 dic 2012

Neale Donald Walsch: Que pasa cuando un ser querido se nos va





Tomado del libro de Neale Donald Walsch de su libro “En Casa con Dios”

(Conversaciones con Dios es una trilogía por Neale Donald Walsch. Cada libro ha sido escrito como un diálogo en el que el autor conversa con Dios. Walsch asegura que este diálogo está realmente inspirado por Dios)

Carta que le envían como autor de Conversaciones con Dios pidiéndole consejo

Querido Neale:
Mi hermano Chuck se murió hace varios años, cuando tenía sólo veintisiete años, y yo no puedo dejar de lamentar su pérdida. Cada día pienso en él, todo lo que veo me recuerda a él. Nada parece importarme más. Estoy crónicamente deprimida. ¿Puedes ayudarme?

Querida Sheila:
 Lamento tu pérdida y entiendo tu pesar. Hay algunas cosas que me gustaría decirte, sin embargo, que te pueden ayudar a repintar este recuerdo en el lienzo de tu mente, para que, cuando lo mires, no estés siempre triste.

Primero, debes saber que Chuck no ha muerto; que la muerte es una ficción y una mentira, y nunca jamás tiene lugar. Esto es lo primero, y esto es algo que debes aceptar dentro de tu Ser como una verdad del más alto orden para que todo lo que diré a continuación tenga sentido.

Segundo, si aceptamos que Chuck no está lo que tú llamas muerto, sino que de hecho está bien vivo, entonces debemos preguntarnos: ¿Dónde está? ¿Qué está haciendo? Y, por supuesto, ¿es feliz?

Contestaremos a la última pregunta primero. Chuck nunca estuvo más feliz ni más contento que en el momento de su transición desde esta vida terrenal. Porque en ese momento él conoció otra vez la libertad más grande, el goce más grande, la verdad más maravillosa: la verdad de su propio ser y de ser uno con Todo Lo que Es.

La separación terminó para Chuck en ese momento, y su reunificación con el Todo de Todas la Cosas fue un momento glorioso en los cielos y en la tierra. Fue un tiempo, en verdad, de celebración, no de duelo, aunque el duelo es comprensible, dada nuestra limitada conciencia de lo que está pasando verdaderamente, así como la magnitud de nuestra propia pérdida personal, que naturalmente estamos experimentando.

Después de un período de natural aflicción, la cual con toda justicia debemos concedernos, pasa a ser entonces nuestra decisión estar en ese lugar de devastación y aflicción absolutas o movernos hacia una conciencia más amplia y una verdad más grande, la cual nos permite sonreír…, si incluso ante el pensamiento de su partida, aunque se diera demasiado pronto, aunque fuera abrupta, porque nada se da “demasiado pronto” o es “abrupto” en la agencia de Dios, sino que todo está perfectamente sincronizado.

Si elegimos avanzar hacia esta conciencia más amplia, estamos libres entonces para celebrar en su totalidad la vida de Chuck, el regalo que concedió a aquellos a quienes él tocó, y la maravilla de su ser y su amor incluso ahora.

La mejor forma de hacer esto es permitiendo que Chuck mismo sea completamente libre. Lo cual nos lleva a la primera pregunta del trío formulado más arriba: ¿Dónde está Chuck ahora? En Conversaciones con Dios, libro 3, me fue revelado que, en el mundo de lo absoluto en el que habita Dios, estamos en todas partes. Es decir, en términos humanos, es posible decir que podemos estar en más de un lugar al mismo tiempo. Podemos estar en dos lugares o en tres lugares o en cualquier lugar en el que deseemos estar, teniendo cualquier experiencia que deseemos tener. Porque ésta es la naturaleza de Dios y de todas las criaturas de Dios.

¿Y qué experiencia elegimos tener, entre otras? La experiencia de unidad y empatía hacia aquellos a quienes amamos, lo mismo que cuando estábamos en el cuerpo. Lo que significa que Chuck te ama incluso ahora, no es un sentido teórico, sino en un sentido muy real, con un amor vivo que nunca morirá. Y ese amor eterno y para siempre hace que Chuck (parte de la esencia que es Chuck) venga hasta ti, esté contigo, con tu solo pensamiento acerca de él. Porque el pensamiento que le consagramos a la persona que nos ama ejerce una atracción y una influencia que la esencia de un ser no puede negar y no negará, y nunca ignorará.

Chuck está contigo incluso ahora, cuando lees esto, porque lo tienes en tus pensamientos y una parte de él está realmente ahí contigo. Si estás en calma y muy sensible al momento, serás incluso capaz de percibirlo, de sentirlo…quizás incluso de “oírlo”.

Esto es verdad para toda la gente en todas partes y explica los miles y miles de informes que se registran cada año acerca de “visitas” que seres queridos que se marcharon hacen a los que quedaron, informes que psiquiatras, ministros, doctores y sanadores de todo tipo están ya acostumbrados a oír y no cuestionan en absoluto.

A menudo lo que pasa es que la esencia del ser que voló hasta nosotros cuando pensábamos en él llega a nuestro espacio llena de amor y compasión y completa apertura hacia nosotros. Esa apertura permitirá a la esencia de nuestro ser querido conocer y comprender completamente lo que estamos sintiendo y experimentado.

Si pensamos en esa persona con tristeza, pesar y dolor, la tristeza que experimentamos le será conocida a esa esencia. Y, dado que la esencia es ahora puro amor, amorosamente buscará curar nuestra tristeza, porque le resultará imposible no querer hacer eso.

Si, por otro lado, pensamos en esa persona con alegría y espíritu celebrante, nuestra alegría le será conocida a la esencia de la persona que hemos amado tan profundamente, y esa esencia entonces se sentirá libre para ir hacia su próxima gran aventura, sabiendo que todo esta bien con nosotros. Volverá, eso seguro. Volverá cada vez que se piense en ella.

Sin embargo, sus visitas serán alegres bailes en nuestra mente; maravillosas conexiones bien claras; breves, pero brillantes momentos; sonrisas plenas. Entonces la esencia desaparecerá una vez más, contenta por el pensamiento de tu amor y de tu celebración por su vida, sintiéndose completa en su interacción contigo, interacción que de ningún modo se acaba aquí.

Ahora, en el proceso de ayudarnos a curar nuestro dolor y tristeza, la esencia de nuestro ser amado no se parará ante nada, usando cualquier herramienta, tomando prestado cualquier mecanismo, empleando cualquier método a su disposición (inclusive quizás una carta como ésta, de un completo extraño) para traernos el mensaje de su continuo goce en el lugar de su actual residencia, y la verdad de la perfección del proceso de la vida y la transición.

Cuando podemos celebrar la perfección, dejamos que la esencia y el alma de nuestro ser querido la celebre también, liberándola para las inenarrables maravillas de su realidad más amplia, honrando su presencia en nuestras vidas, en su antigua forma física, en este momento y para siempre.

¡Celebra, celebra, celebra! No más tristeza, no más duelo, porque realmente no ha habido ninguna tragedia para nadie. Pero sí un recuerdo especial con sonrisas y lágrimas, sí, pero lágrimas de alegría por la maravilla de Quienes Somos, de Quien Es Chuck y del inenarrable amor de un Dios que pudo haber creado todo esto para nosotros.

Celebra, Sheila. Date a ti misma y a Chuck, y a todos aquellos cuyas vidas son tocadas por ustedes dos, el regalo de tu vida: el regalo de la alegría que reemplaza a la pena, del contento que supera al dolor de la pérdida, de la gratitud genuina y de la paz, por fin.

Las bendiciones de Dios –entre las cuales la vida de Chuck y la presencia de Chuck contigo incluso ahora, no son las menores- están a tu alrededor. Sal ahora y sé Quien Eres Realmente. Y sonrié.

Chuck no lo hubiera querido de otra forma. Bendiciones.

Neale

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