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El libro recoge seis entrevistas concadenadas realizadas a Emilio Carrillo por Nagual, Chamán de los Anukuighanos (comunidad ubicada en Wiñaymarca, la “Ciudad Eterna ” del Lago Titicaca, de la que este pueblo es “guardián” desde épocas ancestrales), tras el periodo de Silencio que Emilio vivió entre diciembre y mayo pasados. Cuando sintió de Corazón su conclusión, fluyó espontáneamente entre ambos la conveniencia de mantener una serie de conversaciones en las que volcara todo aquello que había “visto” y experienciado durante los meses de recogimiento e introspección.
En un principio, lo único que Emilio tenía claro era que el eje de las entrevistas debía ser un tema del que, así, sin más, se suele hablar poco: Dios (o como cada cual quiera denominarlo). ¿Por qué? Pues porque, tras los meses de Silencio, percibió que el momento evolutivo de la Humanidad impulsa naturalmente a que entremos de lleno en el meollo de la cuestión con prioridad sobre otros asuntos conscienciales y espirituales que, aun siendo relevantes, no hacen sino girar alrededor del núcleo principal. Y este núcleo es Dios: lo que es, supone y representa; y sus implicaciones para el ser humano y su vida cotidiana.
A partir de ahí, el diálogo entre Nagual y Emilio se fue desenvolviendo desde una visión de Dios nada ortodoxa y ajena a “credos” y religiones. Y desde una espiritualidad “nueva”, aunque en parte es la que siempre ha latido en los místicos y místicas de todas las corrientes espirituales, que descubrieron en su interior que Dios es yo –cada uno, todos y Todo- y que yo soy Dios precisamente cuando ceso de ser “yo”.
Con este telón de fondo, el libro abarca una amplia batería de temas. Y lo hace no desde una perspectiva teórica o “teológica”, sino eminentemente práctica, ahondando en asuntos como: la Naturaleza de Dios, que es la nuestra; las nuevas aportaciones científicas que ayudan discernir lo que la Divinidad significa y conlleva y la falacia que representa concebir un Dios “exterior”, es decir, “algo” o “alguien” ajeno y separado de nosotros mismos; las causas del sufrimiento humano y cómo evitarlo; la “innecesariedad de hacer” y el ejercicio de los dones y talentos de cada cual como expresión de la “santidad”; la Evolución y las pautas que rigen la Creación y el Cosmos; la nueva “Consciencia de Unidad” que hoy emerge en la Humanidad en sustitución de la “consciencia egocéntrica” que hasta ahora ha prevalecido; y un amplio etcétera.
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