15 may 2012

¿Está Google haciéndonos estúpidos?



Los “nativos digitales”, aquellos nacidos entre 1981 y 2000 y que jamás han vivido en un mundo sin computadoras, permiten analizar el impacto que la tecnología tiene en nuestro pensamiento y comportamiento, de acuerdo un grupo de neurocientíficos.

La capacidad de hacer muchas tareas al mismo tiempo –o de ser multitasking- es una de las nuevas habilidades de los seres humanos, nos dice Gary Small, autor del libro iBrain.

“También están cambiando, por completo, los hábitos de lectura”, añade. Cada día es más fuerte la tendencia de leer superficialmente y escanear visualmente un texto, en busca de palabras claves”, asegura Small, quien dirige el Centro de Investigación sobre la Memoria y el Envejecimiento de la Universidad de California.

En entrevista telefónica, aclara que la exposición constante a la computadora, los buscadores de información –como Google y Yahoo–, los teléfonos inteligentes y demás gadgets tecnológicos, fortalece nuevas secuencias neuronales en nuestro cerebro –como las que permiten que hagamos varias tareas a la vez– y debilitando las más antiguas, como las que hacen posible la comunicación verbal o la empatía.

Small explica que cinco horas de internet son suficientes para alterar y reconfigurar nuestro cerebro. “Si es tan sensible a la tecnología y una hora frente a la computadora puede detonar alteraciones, ¿qué sucede cuando pasamos más tiempo en línea? ¿Qué está ocurriendo en el cerebro de los jóvenes que pasan ocho horas diarias conectados a internet o pegados a los videojuegos?”.

Cerebro en evolución: La neurocientífica Susan Greenfield concuerda en que estamos viviendo un “cambio mental” sin precedentes.

La web infantiliza nuestros cerebros. El permanecer horas en la pantalla no permite que se desarrollen los conceptos abstractos ni la imaginación. Nos estamos transformando en niños, criaturas que literalmente tenemos espacios cortos de atención Nos estamos convirtiendo en personas que se distraen con facilidad y que, además, tienen problemas para relacionarse cara a cara”.                                                                                                                                          Greenfield es profesora de Farmacología en la Universidad de Oxford y fue la primera mujer en dirigir The Royal Institution of Great Britain, el centro independiente de investigación científica más antiguo del mundo.

La investigadora aclara que el cerebro es muy sensible al cambio y a los estímulos externos. “El cerebro, en otras palabras, es maleable no solo durante la infancia, sino en la edad adulta. Tiene el mandato evolutivo de adaptarse”.

“Si sabiendo lo que hoy sabemos sobre la plasticidad del cerebro y quisiéramos inventar un medio para reconfigurar los circuitos mentales de forma rápida, muy probablemente acabaríamos diseñando algo que se ve y funciona como internet”, asegura el escritor estadounidense Nicholas Carr.

Estamos sustituyendo el pensamiento tranquilo, centrado y sin distracciones, por la necesidad de tomar información vorazmente de todas partes. Y cuanto más rápido accedamos a ella, mejor”.

Sin embargo, no todos están dispuestos a aceptar el lado obscuro del uso de internet. Steven Pinker, profesor de Psicología de la Universidad de Harvard, se ha encargado de calificar estos comentarios como expresiones de pánico sin fundamento.

Entonces, ¿Cómo lee la gente en Internet?
Pues la primera sorpresa es que la gente no lee. La gente escanea la página rápidamente para determinar si merece la pena perder tiempo examinando ese contenido. Un estudio realizado por Jackob Nielsen con técnicas de eyetracking muestra que un internauta escanea la página leyendo sólo las primeras palabras de cada frase, empezando por arriba y perdiendo interés a media que baja. El patrón de lectura genera un forma parecida a una “F”.Para reforzar este estudio, otro estudio citado por Jackob Nielsen indica que la mayoría de los visitantes de una web sólo leen entre 20% y un 28% del texto de la página y que un 17% están menos de 4 segundos antes de pasar a otra página. Esto nos da una idea bastante clara del carácter inquieto del internauta
                                                                                                                                                 
¿Está Google haciéndonos mas estupidos?
.Si el ritmo de la televisión o el cine nos parece rápido, en Internet la cosa ya es de locos. Cualquiera puede tener su propio blog y el ritmo de creación de nuevas webs no creo ni que se pueda calcular. Y gracias a Google, y a otros buscadores, toda esa información está siempre disponible y a pocos clics de distancia. A alguien de dos generaciones anteriores a la mía le pondría nervioso verme hacer zapping, pero si me viera navegar, simplemente no entendería qué está ocurriendo. Varios navegadores y programas abiertos funcionando en dos monitores, cada uno de los navegadores con multitud de pestañas abiertas, todo eso mientras suena música o tengo la televisión puesta. Nicholas Carr, en su artículo ¿Está Google hacíendonos más estúpidos? afirma que ahora le cuesta leer un libro durante horas, a las 2 o 3 páginas su cerebro ya le está pidiendo que busque nuevas fuentes de información diferentes. Y es que Internet, la televisión o el cine no sólo nos ofrecen información, sino que al mismo tiempo modelan nuestra forma de pensar y captar información

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