Salud y las frutas
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Sabemos que la digestión consume más energía que ninguna otra actividad física. Es aquí donde la fruta desempeña un papel tan vital como significativo. PARA SU DIGESTIÓN, LA FRUTA EXIGE MUCHA MENOS ENERGÍA QUE NINGÚN OTRO ALIMENTO. Es más, ¡prácticamente nada!
Todas las frutas (excepción hecha de los plátanos, los dátiles y las frutas secas, que permanecen algo más en el estómago) atraviesan el estómago en muy poco tiempo, veinte o treinta minutos, como si pasaran por un túnel. Se descomponen y liberan sus vivificantes sustancias nutritivas en los intestinos.
Supongamos que se come uno un sándwich y después una porción de fruta, por ejemplo un trozo de melón. El melón puede pasar directamente, a través del estómago, a los intestinos, pero así se le impide que lo haga. Entretanto, toda la comida se pudre, fermenta y se acidifica. En el momento mismo en que la fruta entra en contacto con la comida que hay en el estómago y con los jugos digestivos, toda la masa de alimentos comienza a echarse a perder.
Cualquier proteína que haya en el estómago se pudre, cualquier carbohidrato fermenta. El contenido del estómago se acidifica, y corremos en busca de alguna medicina, porque nos sentimos mal.
Todas las frutas, incluso las ácidas, como las naranjas, piñas y pomelos. La clasificación de estas como frutas ácidas es solamente botánica Una vez en el interior del cuerpo, cualquier fruta se vuelve alcalina, si se la consume correctamente. De hecho, tanto la fruta como las verduras tienen la peculiar propiedad de neutralizar los ácidos que se forman en nuestro organismo.
Tanto las manzanas al horno como las frutas de lata, las salsas de fruta cocidas y los pasteles son dañinos, en cuanto no proporcionan al cuerpo sustancias que lo desintoxiquen ni que lo nutran, y producen en cambio toxinas y acidez; incluso es posible que lesionen las sensibles mucosas que recubren los órganos. Si obligan al cuerpo a usar su preciosa energía para neutralizar y expulsar su acidez. La verdad es que la fruta es por naturaleza un alimento delicado, y la cocción destruye su valor potencial.
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El tiempo que debe transcurrir desde que se ha comido cualquier otro alimento, antes de comer fruta. Mientras el estómago esté vacío, se puede comer toda la fruta que uno quiera y durante un período tan largo como se quiera, siempre que se dejen pasar entre veinte y treinta minutos antes de comer cualquier otra cosa. Así se dejará el margen de tiempo necesario para que la fruta o el zumo haya salido del estómago
Fuente: La Antidieta
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