El desequilibrio ácido-alcalino
Los gérmenes no son la causa de la enfermedad, sino que buscan su hábitat natural -los tejidos enfermos-, de igual manera que los mosquitos buscan en agua estancada y putrefacta, pero no son la causa de la putrefacción del agua".
Según esta teoría, las enfermedades no son causadas por virus o bacterias, microbios y gérmenes externos a nuestro organismo, sino que se trata más bien de la descomposición de nuestras células y tejidos, la que atrae a los gérmenes a su medio natural -tejidos en descomposición- provocando males mayores.
El medio líquido de nuestro organismo es tremendamente sofisticado, transportando cargas y potenciales electroquímicos que afectan al ph del medio. Un ph demasiado ácido o alcalino puede obstaculizar la eficiencia de la química y las funciones del cuerpo. Cuando se da un exceso de acidez, el organismo responde, intentando proteger las células y tejidos sanos, activando cualquiera de los sistemas, en la sangre, linfa, células, pulmones y riñones. Pero a veces el organismo se encuentra sobrecargado por un exceso de acidez, y cuando ya no puede neutralizar de manera eficaz este exceso de ácidos y eliminarlos, éstos quedan depositados en los fluidos extracelulares y las células del tejido conectivo, comprometiendo directamente la integridad celular.
Cuando los ácidos se van acumulando, éstos comienzan a erosionar las venas, arterias, células y tejidos, derivando en una desorganización celular denominada enfermedad degenerativa.
Podemos decir que las alteraciones en el ph del organismo crean un medio que favorece que las células sanas degeneren en células enfermas o gérmenes que pasarán a través de varios estados de fermentación. En este proceso se producen nuevos desechos ácidos que aún desequilibran más el ph y llegan a interferir en los biosistemas del cuerpo, dando lugar a diferentes tipos de sintomatologías.
Teniendo en cuenta, pues, que la salud está definida por el equilibrio ácido/alcalino de nuestro organismo, y sus componentes más básicos, los tejidos, las células, etc., nuestro interés principal debería centrarse en mantener este equilibrio, observar las causas que provocan la desestabilización y evitarlas o neutralizarlas convenientemente.
Para ahorrarnos las explicaciones acerca de cómo funcionan los fundamentos del ph, los ácidos y las bases, digamos que en la escala que se baraja para medir el ph del organismo, se considera el 7 como un medio neutral. Los números por debajo del 7 son ácidos, siendo el 0 el más ácido (el 1 correspondería a los jugos gástricos del estómago). Consecuentemente, los números por encima del 7 son alcalinos.
La clave de esta ley está en el mantenimiento de un pH sanguíneo normal; es decir de 7,38 o 7,40 (ligeramente alcalino). Como sabemos el torrente sanguíneo tiene que nutrir y oxigenar todos nuestros tejidos y órganos; pero otra de sus funciones es recoger todos los desechos o residuos tóxicos que el propio metabolismo celular origina y, después pasar por diferentes órganos que depuren estos residuos. Entre estos órganos están el hígado, los riñones y los pulmones.
La sangre no es más que un reflejo de nuestros tejidos, y si tiene un pH ligeramente ácido es porque nuestros órganos tienen un pH ácido por las toxinas que se han ido acumulando en ellos.sabemos que son muchos más los factores que pueden alterar el pH sanguíneo. Un disgusto, emociones fuertes, pensamientos negativos, estrés emocional, exceso de trabajo o actividad física, contaminantes externos (tabaco, drogas, humos, compuestos químicos, etc.), etc., son peligros para nuestra salud; y si los combinamos con la mala alimentación ya tenemos el cóctel explosivo y causante de tantas enfermedades crónicas. La sangre no puede bajar mucho de ese pH idóneo -7,38 más o menos-. Si bajara de esta cifra nos moriríamos. Sin embargo, seguimos viviendo y comiendo mal, y el cuerpo sigue adelante. Para evitar la muerte, si no suministramos al organismo los nutrientes adecuados, por medio de la alimentación o de suplementos nutricionales alcalinos, nuestro cuerpo se buscará la manera de sobrevivir, y una de esas maneras es robando minerales alcalinos (calcio, magnesio, potasio, sodio) de otras partes para mantener el equilibrio tan necesario. Los huesos y dientes son la fuente principal de minerales alcalinos (calcio y magnesio) que contribuyen a mantener ese equilibrio perdido.
Alimentos alcalinos
Todas las verduras, y si son de cultivo biológico mucho mejor porque así evitaremos los nitratos y pesticidas que nos acidifican. El tomate no tomarlo fuera de temporada pues es más ácido, y en su temporada siempre muy maduro. Entre las verduras también podemos incluir las algas por su aporte de minerales alcalinos (calcio y oligoelementos).
Todas las frutas siempre que estén maduras. No nos preocupemos por los cítricos (limón, naranja, lima), al ser digeridos en el estómago se transforman en sustancias alcalinas. Por supuesto, siempre será mejor tomar las frutas de la temporada y de cosecha reciente.
Los jugos de frutas y verduras
Otra excelente manera de limpiar nuestro organismo de los ácidos es tomando estos mismos alimentos pero en jugos. Su concentración en minerales alcalinos será superior. Será como un lavado interno que poco a poco irá reduciendo la acumulación de ácidos (úrico, por ejemplo). La licuadora de su casa es uno de sus mejores amigos.
A la hora de tomar jugos separe los de verduras de los de frutas. No combinan bien. Solo la manzana la podrá incluir en cualquier jugo.
Un jugo especial para la acidez es el siguiente: apio verde, perejil y patata (zona de la piel). Como su sabor no será muy agradable puede también usar una zanahoria.
El centro de la actividad es el estómago. Las células parietales producen ácido clorhídrico, que permanece en el estómago como el ácido más fuerte. Además bicarbonato de sodio, que va a la sangre como la base o alcalino más fuerte.
Las bases son necesarias para neutralizar ácidos y para el funcionamiento de los órganos. Estas bases deben suministrarse en forma suficiente con la alimentación y la hidratación. Si esto no sucede, tendremos un exceso de elementos acidificantes que irán modificando estructuras y en muchas ocasiones haciendo que perdamos nuestras propias moléculas de los tejidos para compensar esta acidificación. Al mismo tiempo, a través del exceso de alimentos ácidos o que reaccionan con acidez, se suministra más ácido. Las funciones deficientes del estómago, el intestino, las glándulas, etc., aumentan el desequilibrio. Se pueden añadir influencias ambientales como, lluvia ácida, contaminaciones, medicamentos, tabaco, aire contaminado, y por supuesto la nutrición acidificante. El hombre muere por muerte ácida.
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