23 jul 2009

Cambiando de Paradigmas


Tal vez no te sea familiar la palabra “paradigma”, de todos modos te adelanto que tu tienes uno, lo sepas o no. Gracias a el te orientas en el mundo, tomas decisiones y das significado a las cosas y a la vida. El paradigma se hereda. Lo tomas del ambiente de tu formación. Penetra de manera inconciente en tu estructura y se torna la brújula con la que te orientas. Eso hasta que inicias tu auto educación y renuevas tu comprensión cada dia.
Paradigma es un término que se usa desde hace unos 50 años para referirse al conjunto de creencias y criterios, al modelo que tenemos sobre algo. Es claro además que esta palabra tenga significados más específicos cuando se usa en alguna disciplina en particular. Pero nos basta este significado para lo que nos ocupa ahora.

Ahora bien, existe un paradigma muy popular en occidente, según el mismo este es un mundo de objetos, de cosas. De hecho tu mismo eres uno de esos objetos que se desplaza en el espacio. Es de esta noción desde la cual nace la conocida expresión: “ver para creer”. Lo real es lo físico. Lo cierto es lo que nuestros cinco sentidos pueden observar.

Entonces la vida es lo que te ocurre, acontecimientos sobre los que apenas tienes control. Este paradigma afirma que las cosas llegan de afuera, tú eres de alguna manera una victima de todo ello. Si hay un virus por allí –por ejemplo- bien puede tomarte y regalarte una enfermedad. Entonces te cargas de pastillas para “curarte” y ni se te ocurre pensar que la salud es algo que tu “cuerpo hace” y no algo que compras en laboratorios.

Este paradigma tiene su origen en el viejo modelo científico positivista. Esta visión pretendía que solo importaban los hechos, las cosas tangibles y verificables con los cinco sentidos. Tus sentimientos y pensamientos eran solo el “emergente” de tu biología. Meros efectos, nunca causas.

Todo iba bien hasta que la misma ciencia se topó con lo insospechado. La llamada materia resultó estar vacía. La esencia del universo material se mostró como inmaterial. Toda una revolución! El universo que vemos resultó una mera ilusión que ocultaba una danza interminable de partículas inmateriales, era la Danza eterna de Shiva. Era el Tao, aquello que no puede ser nombrado a riesgo de falsear la verdad.

EL NUEVO PARADIGMA
Hablemos si del Nuevo Paradigma, mas no sin antes decir alto y fuerte que el mismo es muy antiguo. La ciencia contemporánea ha demostrado que las viejas concepciones de los sabios de China, India o Egipto -por citar algunas fuentes- que fueron catalogadas despectivamente como “místicas” por los voceros del viejo paradigma, tienen base real. Un libro recomendable para comprender la relación entre la visión de los sabios de antaño en comparación con los avances de la ciencia moderna es “El Tao de la Física”, de Capra. Un verdadero “clásico”.
Para la física quántica es un hecho que el observador “crea la realidad”. Entonces se revierten las cosas y ahora podemos decir: “hay que creer para ver”.
Para el nuevo paradigma el universo es ante todo uno de energía, y la misma es afectada por la conciencia. Lo que tu crees, tu manera de ver e interpretar el mundo lo afecta y transforma. Este es un aspecto importante, todo ser humano es un intérprete, esta diciendo que cosa significa y eso que dice es su verdad.

Si comprendes que eres energía desaparece esa sensación de separatvidad que da la idea de ser un cuerpo. En realidad tú eres el universo mismo expresándose en una forma en particular, y como tal tienes todas sus capacidades. Todas.

De hecho es el estado de Ser, el Yo Soy con el que te identificas habitualmente, lo que configura tu energía. Y como eres creador, pues eso creas.
El nuevo paradigma devuelve al ser humano un papel que nunca debió haber perdido, el papel de creador, de artífice de su propio destino. Esa idea de que solo somos un pedazo de carne expuesto a los vaivenes de la llamada materia es simplemente falsa, somos en realidad entidades vibrantes cuya vibración crea una realidad. Y tu vibración es tu responsabilidad, porque por cierto depende de ti. Esta es por ejemplo, la esencia de la Ley de Atracción.

En este sentido la nuestra es una época extraordinaria. Nunca antes existió una exposición tan clara y poderosa de los principios liberadores. Los viejos paradigmas caen, no solo en lo científico, sino en lo religioso, económico y tantas otras áreas. Y en medio de todo ello emerge una visión poderosa. Tú puedes darle a tu vida el cambio que desees. Puedes poner en ella aquello que entiendes le hace falta. La expansión es en realidad tu naturaleza misma. Has venido a materializar sueños, a volverlos tangibles. No eres resultado de las cosas, ellas son tus hijas. Tú puedes crecer y ese crecimiento no tiene techo, acaso si, el de tu compromiso para contigo mismo…
Por Elbio Finozzi Zana - El Tao

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