9 jul 2009

El Arte de vivir el presente - Carlos Valles


Nos cuenta el sacerdote jesuita Carlos Valles muchos años radicado en la India en su libro "Al andar se hace camino" El arte de vivir el presente.

Fui testigo presencial y agradecido, por el buen rato que me deparo, en una estación de ferrocarril de la India. Se trataba de la comitiva de una boda, dispuesta a desplazarse por tren al lugar de la ceremonia. La boda siempre tiene lugar en la casa de la novia (no en el templo) y, como ella reside de ordinario en otra ciudad ( debido a las minuciosas directrices que regulan la elección del consorte) el novio, con sus padres, familia y amigos, han de trasladarse a ese lugar, cosa que se hace en autobus o en tren. Este grupo serían unas cien personas con todos los atavios y joyas que la ocasión requeria, y habian reservado un vagón entero para ellos, vagón que en aquella estaci´n tenia que engancharse a un tren lento de mercancias para un recorrido de unas ocho horas hasta el destino nupcial.

Pero hubo un problema técnico en el último momento, y se les informo allí mismo, en el andén, que su vagón especial seria enganchado a otro tren, está vez más rápido que el que cubria el mismo trayecto en la mitad de tiempo, unas cuatro horas.
En occidente esto habria sido una ventaja, y todos se habrian alegrado de llegar a la mitad de tiempo. No así en la India. Los miembros de la comitiva, cuando se les informo el cambio, organizaron una ruidosa protesta alli mismo y amenazarón con estropear la paz y alegría de una boda nupcial. ! Nos han engañado! gritarón Hemos pagado por estar ocho horas en el tren y parar en todas las estaciones, y ahora, por el mismo dinero, quieren despacharnos en cuatro horas, sin parar en ninguna parte. Sinverguenzas! Por quienes nos han tomado? Se creen que somo infelices? Exigimos el valor íntegro de lo que hemos pagado y la estacia de ocho horas en el tren. Y si no lo hacen que nos devuelvan la mitad del dinero. No vamos a pagar el precio íntegro para disfrutar solo de la mitad!

Cada pueblo tiene su lógica. Para aquella comitiva nupcial, en viaje lento en alegre compañia formaba parte de los festejos. Todo habia sido planeado y fijado de antemano. Y estos insensatos empleados del ferrocarril iban a estropear el primer número de las fiestas.
Un tren rápido , una eficiencia electronica, cuando lo que hacia falta la tranquilidad y lentitud de un viaje reposado en familia.
Esta es, la capacidad de disfrutar de cada suceso en sí mismo sin condicionarlo al siguiente; la sabiduria de pasarlo bien en el viaje, en vez de estropearlo con las prisas de llegar.

Solo yo, occidental aislado en la sospresa permanente del Oriente, quedé meditando en silencio las diferencias de distintas mentalidades en pueblos distintos, La paz del alma y la amistad con la vida parecen florecer con mayor facilidad en Oriente. La vida sigue horarios distintos en distintos continentes.
La vida es para muchos de nosotros un medio para llegar a otro sitio. Y en consecuencia, nos perdemos toda la gracia del buen rato que podriamos pasar en el camino, solo pensamos en el futuro, en el fin del viaje. Miramos el reloj, contamos los años. La vida misma no tiene importancia. Su unica importancia en ser una etapa para algo distindo. No tenemos ojos para su belleza ni oidos para su música. Sólo sabemos conseguir resultados.

Las preocupaciones por el futuro nos impiden con frecuencia disfrutar del presente.

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