12 ago 2010

RESPIRACIÓN NASAL vs. RESPIRACIÓN BUCAL


Una de las primeras lecciones de la ciencia yoghi de la respiración está dedicada a enseñar cómo se respira por la nariz y cómo se extirpa la práctica común de la respiración bucal.

El aparato respiratorio del hombre está constituido de tal manera, que puede respirar tanto por la boca como por los tubos nasales; pero la cuestión de vital importancia es el método que se siga, pues de él dependerá la salud y fuerza o la enfermedad y debilidad.

No debería ser necesario decir al estudiante que el método normal de respirar es el tomar el aire a través de las fosas nasales; pero ¡ah! La ignorancia de este simple hecho entre los pueblos civilizados es sorprendente.

Muchas de las enfermedades a las cuales está sujeto el hombre civilizado, son indudablemente causadas por el hábito común de respirar de esta manera, crecen con su vitalidad alterada, su constitución debilitada y en temprana edad quedan inválidos para toda la vida. Entre los salvajes, las madres proceden más naturalmente en este asunto porque evidentemente son guiados por el instinto.

Por intuición parecen reconocer que las fosas nasales son los canales propios para conducir el aire a los pulmones, y acostumbran a sus hijos a cerrar los labios y respirar por la nariz, inclinándoles la cabeza hacia adelante, cuando duermen.

Muchas enfermedades contagiosas se contraen a causa de la repugnante costumbre de respirar por la boca, y numerosos casos de resfríos y afecciones catarrales reconocen el mismo origen.

Hay personas que por salvar las apariencias mantienen la boca cerrada durante el día, pero persisten en respirar por la boca durante la noche, y esta manera se acarrean enfermedades. Cuidadosos experimentos científicos hechos con soldados y marineros, han demostrado que los habituados a dormir con la boca abierta estaban más sujetos a contraer enfermedades contagiosas que aquellos acostumbrados a respirar debidamente por la nariz. Se narra un caso en el cual la viruela tomó carácter epidémico a bordo de un buque de guerra y las defunciones ocurridas fueron de marineros o soldados de marina que respiraban por la boca.

El único aparato protector o filtro de los órganos respiratorios consiste en las fosas nasales. Cuando se respira por la boca no hay nada desde ésta a los pulmones que filtre el aire, deteniendo el polvo y cualquiera otra materia extraña. Además esta respiración incorrecta deja pasar el aire frío por los órganos, afectándolos por consiguiente. La inflamación de los órganos respiratorios proviene con frecuencia de la inhalación del aire frío por la boca, y el hombre que respira así durante toda la noche se despierta siempre con una sensación de sequedad en el paladar y la garganta. Viola las leyes de la naturaleza y así siembra los gérmenes de la enfermedad.

Una vez más: acordados que la boca no ofrece protección a los órganos respiratorios, y que el aire frío, el polvo, las impurezas y los gérmenes penetran sin obstáculo por aquella entrada. Por otra parte, las fosas nasales y los pasajes nasales muestran evidentemente la cuidadosa previsión de la Naturaleza a este respecto. Las fosas nasales son dos canales estrechos y tortuosos que contienen numerosos pelos destinados a servir de tamiz y detener las impurezas del aire, que están luego expulsadas por las exhalaciones. Las fosas nasales no tienen solamente este objeto, sino que desempeñan también la importante misión de calentar el aire. Las largas y sinuosas fosas nasales están tapizadas por una membrana mucosa y caliente, la cual tiene por objeto calentar el aire inhalado, de modo que no pueda perjudicar ni a los órganos delicados de la garganta ni a los pulmones.

Ningún animal, excepto el hombre, duerme con la boca abierta o respira por ella, y en realidad se cree que el hombre civilizado es el único que así pervierte funciones de la naturaleza, pues las razas salvajes y bárbaras respiran por lo común correctamente. Es probable que los hombres civilizados hayan adquirido este hábito impropio debido a excesos en el vestir, comer o a costumbres enervantes.

En las fosas nasales se filtra, depura y refina, el aire antes de llegar a los órganos delicados de la garganta y a los pulmones, proceso necesario para que sus impurezas no puedan perjudicar a aquellos. Las impurezas detenidas por las membranas mucosas de las fosas nasales se arrojan con la exhalación, y en caso de que se hayan acumulado demasiado rápidamente o conseguido penetrar en regiones prohibidas, la naturaleza nos protege produciendo estornudos que expulsan violentamente las materias extrañas.

El aire, cuando penetra en los pulmones, es tan distinto del aire exterior como es el agua destilada del agua de la cisterna. La complicada organización purificadora de las fosas nasales, deteniendo e impidiendo el paso de las partículas impuras del aire, es tan importante como el acto de la boca deteniendo los carosos y huesos, evitando que pasen al estómago. Así como el hombre no intentaría tomar sus alimentos por la nariz, tampoco se le debería ocurrir respirar por la boca.

Otra consecuencia de la respiración bucal, es que los pasajes nasales, debido a su relativa inacción, no se conservan limpios y expeditos, y están, por consiguiente, expuestos a contraer enfermedades locales.

Así como los caminos abandonados se llenan rápidamente de yerbas y malezas, de la misma manera las fosas nasales que no funcionan se llenan de impurezas y materias diversas.

No es probable que aquel que respire habitualmente por la nariz esté expuesto a sufrir las molestias causadas por la acumulación de mucosidades y otras sustancias en las fosas nasales; pero, para el provecho de los que han estado más o menos habituados a la respiración bucal y que desean adquirir el método habitual y racional, talvez pueda ser conveniente agregar algunas palabras concernientes a la manera de conservar los tubos nasales limpios y libres de impurezas.

Un método favorito de oriente consiste en absorber por la nariz un poco de agua la cual se hace pasar por la garganta y de esta se arroja por la boca.

Una práctica buena consiste en colocarse delante de una ventana abierta y respirar libremente teniendo cuidado de cerrar una fosa nasal con el índice o pulgar y aspirar el aire por la que está abierta, repitiendo varias veces la misma operación alternativamente con una y otra fosa nasal. Esta práctica, por lo común hará desaparecer las obstrucciones de la nariz.

En caso de que la molestia sea causada por catarro, es conveniente aplicar un poco de vaselina blanca alcanforada u otra preparación análoga.

Ciencia Hindú Yogi de la Respiración por Yogi Ramacharaka

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